stephenoxford wrote:
Como quizás sepáis, flac es un formato de compresión de audio sin pérdidas. Esto quiere decir que reduce el tamaño de las pistas de música que extraemos de nuestros CDs sin que se pierda ni un ápice de información ni, por tanto, calidad. Ni un solo bit. De este modo se consigue reducir en torno a un 50% el espacio ocupado en disco pero permaneciendo totalmente fiel a la información original. Su funcionamiento es, salvando las distancias, similar al de los programas que nos permiten comprimir archivos en nuestro ordenador. Al comprimir se reduce el tamaño del archivo pero todo sigue ahí, basta con realizar el proceso simétrico (descomprimir) para recuperar el original.
Frente a esta estrategia, la compresión mp3 utiliza una serie de principios psicoacústicos para reducir enormemente el tamaño del archivo original a costa de descartar parte de la información auditiva, en teoría aquella que estadísticamente no puede ser percibida por el ser humano o, al menos, no resulta demasiado importante a la hora de preservar la calidad de la experiencia musical. Además, el proceso de extracción y conversión de audio es muy parametrizable puesto que se puede establecer de antemano la tasa de bits que deseamos que tenga el archivo mp3 resultante. La tasa de bits es por tanto un factor variable que puede tomar valores entre 16 Kbps y 320 Kbps. A mayor tasa de bits menor será la cantidad de información eliminada, mayor será la calidad percibida en el archivo mp3 resultante y su grado de fidelidad al original pero también mayor su tamaño. No es raro obtener tasas de compresión cercanas al 80% o 90% manteniendo una calidad razonable. Habitualmente se considera que una tasa de bits de 192 Kbps permite obtener una calidad cercana a la de un CD, pero reduciendo a una séptima parte el tamaño en disco.
Por todo ello el formato mp3 es inmensamente popular. Desde su creación en 1995 en el instituto Fraunhofer de Alemania (que ha ganado un cantidad indecente de dinero gracias a sus variadas patentes sobre él) su uso ha explotado a nivel mundial, siendo el estándar de facto para la transmisión de audio en Internet y contándose por millones los gadgets (portátiles, de automóvil, domésticos y profesionales) compatibles con él. Aunque existen alternativas similares de mayor calidad ya se sabe, quien golpea primero lo hace dos veces.
El caso es que mp3 es un formato totalmente denostado por los así llamados audiófilos (conste que yo me considero más audiofriqui que audiófilo), que afirman que no ofrece la calidad suficiente puesto que el proceso de compresión mutila el audio original. Por mi parte llevo muchos años empleando la codificación mp3 de alta tasa de bits (320 Kbps) para convertir a mp3 y almacenar en mi sistema AV la mayor parte de la música que cae en mis manos. Francamente, mi experiencia dice que un mp3 generado de este modo es prácticamente indistinguible del original, a pesar de las pérdidas que se producen en el proceso de compresión. Y aquí dio comienzo la trifulca de la que os hablaba más arriba.
Se suele afirmar que la compresión mp3 descarta todas las frecuencias existentes en el audio original por encima de los 16 Khz. Como probablemente sepáis los CDs de audio contienen información auditiva hasta los 22 Khz aproximadamente. Esto quiere decir que al comprimir un CD en mp3 perderíamos toda la información presente en el espectro entre 16 Khz y 22 Khz, lo que no deja de ser un buen agujero a pesar de que no muchas personas disponen de equipos de reproducción capaces de emitir audio en estas frecuencias correctamente ni, en cualquier caso, probablemente pudieran oirlas con claridad. No nos olvidemos de que la audición se va deteriorando con la edad y que una audiometría nos puede dar más de una sorpresa.
Al hilo de todo esto he realizado una serie de experimentos caseros para tratar de comparar la codificación sin pérdidas propia de formatos como flac o m4a (el equivalente al primero en el ecosistema Apple) con la correspondiente a mp3.
Lo primero que se me ha ocurrido ha sido ver cómo afecta la codificación en mp3 al espectro en frecuencia de un tono de prueba. Para ello he generado mediante Audacity una señal de ruído blanco con una frecuencia de 44 Khz y 5 segundos de duración para, a continuación, obtener una versión codificada en mp3@320 Kbps y su correspondiente análisis espectral comparado con el original. El ruido blanco está construido de forma que su energía espectral se distribuye de modo uniforme a lo largo de todas las frecuencias que oímos; es decir, contiene componentes en frecuencia variaditos (todos) y con la misma potencia, lo que lo hace ideal para probar cositas como la que nos ocupa.
he visto en el foro principal que stephenoxford había fallecido,
por un momento me pareció recordar que alguna vez habia posteado en spanish boots,
y asi era nomás..
rescato entonces su interesante aporte en nuestro foro español,
DEP